Vila como síntoma

  • Vila como síntoma

    SantiVila

    Hace un par de años, nombraron un buen conocido (no tanto como amigo) secretario general de un Departamento del Gobierno. Le felicité y le pedí cuál sería su gran proyecto. Me dijo que ninguno, no hacer ruido, no sea caso. Yo pregunté “¿no fuera qu … qué?”, ​​Y él me contestó “no sea que el consejero (de quien colgaba y que entiendo que la había nombrado) se enfadara. Repregunta:” ¿Cómo? ” . Rerespuesta: “Sí hombre, que no piense que quiero destacar demasiado y que no se sienta amenazado”. En un contexto político donde desgraciadamente este triste proceder no es anecdótico, personajes como Santi Vila destacan por poco que haga.

    Yo no sé si es el mejor candidato al Consejo Nacional de esto que de momento han llamado. No sé tampoco si será la mejor opción como candidato del PDC (cuando se diga oficialmente) a la alcaldía de Barcelona, ​​ahora que él apunta menos disimuladamente. De hecho, puedo tener la intuición de que puede ser así en ambos casos, pero no tengo la certeza. Ahora bien, lo que tengo clarísimo es que la suya no es una opción mediocre ni inercial. ¿Va a contracorriente? A menudo, pero de momento no ha cometido grandes errores. ¿Sorprende? Sí, tiene aquel arrebato Maragall con un punto de genio tocado por la tramontana que, efectivamente, coge desprevenido. ¿Incomoda a ciertos instalados? A muchos, de dentro y de fuera de su partido, que ya es. ¿Tiene lo que dice en uno de sus libros del “perfil propio”? Sin duda, y hace tiempo que, con un hiperliderazgo como el de Artur Mas en su partido y Gobierno, ha sabido sacar la cabeza y levantar el dedo y existir en el mapa, como pocos de sus correligionarios, algunos de ellos con más poder político que él en más de un tramo del trayecto.

    Digo esto y no sé si los proyectos de Villa cuajarán. Pero lo intenta, que no es poco. Genera expectativa. Y eso suma. Y, para mí, lo más importante es que además suena a síntoma de lo que está pasando en la antigua Convergència, que a pesar de cierto fatalismo que los sobrevuela (a ellos y a su proyección de futuro) hace tiempo, no acaba de rendirse y se reivindica. Reivindica su espacio y no ser arrastrada por la inercia y por unos vicios acumulados que han sido lastre importante. Hacerlo, en general el PDC y en particular en Villa, no es en absoluto garantía de éxito. El absurdo, en cualquier caso, si se dan las circunstancias que acompañen, sería ni siquiera intentarlo.

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