Bosch, tú haz

  • Bosch, tú haz

    ¿Que Alfred Bosch fue uno de los intelectuales de referencia y uno de los hombres de confianza de Josep-Lluís Carod-Rovira en la era tripartita? Sí. ¿Que trabajó para el tripartito de José Montilla? También. ¿Que su jefe de campaña, Lluís Salvadó, fue tres cuartos de lo mismo, e incluso más? Sin duda. Pero “sí”, “también” y “sin duda” a un lado, la respuesta podría ser, sobre todo, “¿y qué?”. Ahora desde la red hay webs anónimas que se lo reprochan. Y se equivocan.

    Alfred Bosch no es como una seta. No nació ayer, de hecho como la mayoría de políticos. Tiene un pasado, como todos. Pero aquello que no se puede pedir a políticos que rectifican, es que no se pongan a ello porque después de una apuesta equivocada ya nada de ellos nos vale. Ya veremos si la nueva etapa en ERC que Bosch y Oriol Junqueras defienden es solo una pose, formal o coyuntural. Pero esto pide tiempo, y no descalificación desde el minuto uno.

    Hay partidarios del cuanto peor mejor que no quieren ni oir hablar de la posibilidad de recomposición de la entente entre las fuerzas nacionalistas, y de aquí que fomenten la cultura del malestar permanente. Del agravio constante, de presente, de pasado e incluso de futuro. Esto, al estilo del concepto de campaña permanente, es sinónimo de frustración crónica, permanente, in aeternum.

    Frente a esto, hay que ir tirando. Bosch, tú haz. En Esquerra, como en CiU, y por supuesto como en Rcat y SI, todavía queda mucho camino por trazar de cara a recomponer espacios sinceros y útiles para el diálogo fluido y constructivo. Por ejemplo, todavía queda superar que desde CiU se tilde de immadura una ERC que por sistema tenga que identificar la federación nacionalista con un lobby que hace negocios. Son etapas a quemar. Son pasado. Y distraen del trabajo que hay que ir haciendo para superarlo.

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