¿Demasiado Alícia o demasiado poco?

  • ¿Demasiado Alícia o demasiado poco?

    Ayer, al poco de ver en el Telediario el momento de la fotografía que el presidente Artur Mas se hizo con sus homólogos populares de Las Baleares, País Valenciano y Murcia en apoyo del Eje Mediterráneo, observé (con cierto estupor) que Alícia Sánchez-Camacho había conseguido hacerse otra con los mismos protagonistas, Mas a parte, claro. Impresionante. El día antes también me había sorprendido la velocidad con que se había hecho la foto con la ministra de Fomento, Ana Pastor, en la misma jornada en que el consejero de Territorio y Sostenibilidad, Lluís Recoder, plantaba a RENFE en una reunión. Curioso. Conoce la agenda del Gobierno y sabe cómo moverse para sacar rédito político de ello.

    Fui de los primerísimos en advertir que la obsesión de Sánchez-Camacho por salir compulsivamente en la foto le puede ser muy contraproducente. Después ya lo ha dicho casi todo el mundo, porque la popular denota un cierto estado superlativo de ansiedad y de obsesión por el figurar a toda costa. Pero esto solo se lo contraindico a ella, y si no quiere que no me haga ni caso. ¡Ahora! La contraindicación de este escenario es doble. Incluso triple. Porque el exceso de protagonismo que, ya avanzada la legislatura, acumula el PP de Alícia Sánchez-Camacho también es preocupante para el gobierno de CiU, y también para el papel del PSC y de Esquerra. De hecho, lo es para el conjunto de la política catalana y su percepción entre un grueso de votantes.

    Porque el mérito del protagonismo del PP en la política catalana lo es de la aritmética surgida de las urnas (aquí y en Madrid), igual como también lo es de una Sánchez-Camacho y de un equipo suyo de comunicación muy profesional. Pero no lo es menos del hecho que la centralidad política del catalanismo parece que no capte el gravísimo momento, que además de económico lo es también político.

    Desde CiU dicen “o gobiernas o gobiernas”. Es decir, que “si tienes sentido de gobierno y de país ahora solo tienes una opción: gobernar”. Y no estarse por florituras, vienen a decir. Pero los anticuerpos que a diario genera sobre una parte de su electorado el papel omnipresente del PPC es como una gota malaya que les puede acabar desgastando mucho. A CiU, y a un PSC que todavía no se encuentra a sí mismo, y a una ERC que tampoco acaba de decidirse a encontrar el camino.

    Todo ello en medio de una crisis descomunal que es de cajón que tendría que unir, empezando por la política, a quienes más nexos pueden tener (ni que sean de mínimos) respecto de una idea de país. Si no lo hacen ahora, ¿cuándo lo harán? Por eso más de un día pienso que quizás, en vez de demasiado, Alícia todavía sale demasiado poco. Y es que quizás los hay que necesitan una sobredosis descomunal de ello para decidirse a tomar el papel protagonista que los corresponde.

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